El Camino te permite disfrutar de momentos en los que podrás aislarte, reflexionar y pensar en tantas cosas que la rutina diaria no te deja, ¡tal vez empieces a conocerte a ti mismo!, te enriquecerá.
El Camino es una escuela de austeridad, de generosidad, de vida. Sabemos cuál es nuestro destino y a él nos obligamos, desechamos todo lo que nos sobra para ser más ágiles, nos centramos en lo importante. Cuando nos cruzamos con otro peregrino y nos deseamos ¡Buen Camino! recordamos que nuestro camino no termina en Santiago, es mucho más.
Hay que aprovechar todo lo que nos ofrece el Camino sin olvidarse de la riqueza gastronómica y enológica de España. ¡Te ayudamos!
Nuestra experiencia nos permite darte unos consejos para que puedas preparar bien el Camino. Seguro que tienes un amigo que habiéndolo hecho te podrá ayudar, te contará sus vivencias.
Nosotros también lo vamos a hacer: nos referiremos al equipo que necesitas, cómo prepararte físicamente y cómo transcurre normalmente una jornada.
Archivo de recomendaciones en PDF: RECOMENDACIONES
De la buena salud de tus pies dependerá en gran parte que alcances Santiago de Compostela o tengas que regresar de forma anticipada a casa. Empezamos por los pies, si éstos fallan ya no hay Camino.
Es importante mantener la piel flexible con el fin de que, con el sudor y el calor, no se agriete, por ello te recomendamos aplicar cada mañana antes de partir un masaje con crema hidratante (tipo Nívea de la lata azul, la de siempre).
El calcetín debe ser, preferiblemente, sin costuras para evitar al máximo las rozaduras y también que permita la evaporación del sudor.
La mayoría de las rutas jacobeas pueden realizarse con zapatillas de montaña impermeables siempre que la climatología no sea especialmente desfavorable.
Es más, muchos tramos se recorren sin problema alguno con unas simples zapatillas deportivas. Elijas la opción que elijas, el calzado debe haber sido usado con anterioridad si no quieres que las ampollas se conviertan en un molesto compañero de viaje.
Te recomendamos unas zapatillas para correr a campo través (trekking), que sean muy ligeras (+/- 300 gramos) pero que también tengan buen agarre y te protejan el pie de las irregularidades del terreno.
Para esta época del año son recomendables dos pares de pantalones cortos con bolsillos y uno largo para los momentos del día más fríos (pantalón que se convierte en corto si les quito las perneras). Muy ligeros, fáciles de lavar y secar.
Tres camisetas muy ligeras, y que expulsen el sudor.
Muy ligeros, con bolsillos y que ocupe poco espacio para las mañanas más frescas.
Con protección para la nuca. El sol a lo largo del Camino te dará normalmente en la espalda. Ponte crema de alta protección para la piel, especialmente en la cara.
Quien viaja ligero, viaja más lejos, por lo tanto tienes que organizarte para llevar solo lo imprescindible.
Es suficiente una mochila de 35 litros. Es importante que se separe de la espalda para evitar la incomodidad del sudor. Que tenga buen agarre en la cadera, el punto donde descansará todo el peso, que nos permite bajar el centro de gravedad.
Que pese poco sin dejar de ser sólida. Ten en cuenta que deberá pesar con el equipo como máximo unos 8 kilos (normalmente un 10% de tu peso) a los que tendrás que añadir el agua para el Camino, que podrás ir repostando a lo largo de la jornada.
Es importante que lleves la funda de la mochila para la lluvia.
Que te cubra bien, hasta las rodillas. Que pese poco. Entre las que cubren la mochila y las que no, suele haber como mínimo unos 200 gramos de diferencia. De ahí la importancia de la funda de la mochila.
Es recomendable llevar tres mudas de cada prenda (calcetines, pantalón, calzoncillos y camiseta) incluyendo la puesta. Materiales ligeros, fáciles de lavar y secar.
Recuerda que podrás lavar la ropa en la mayoría de los albergues. Por otra parte, a lo largo del Camino encontrarás lugares en las que comprar lo que vayas necesitando. Ya sabes, los “por si acasos” se dejan en casa.
¿Haces deporte habitualmente? Enhorabuena, si no es así te recomendamos que comiences a realizar ejercicio de forma regular algunos meses antes de empezar tu travesía. La intensidad de esta preparación dependerá fundamentalmente de tu edad y de tu forma física inicial.
Una idea para prepararte para el Camino es hacer visitas al campo y hacer etapas similares en distancia y dificultad. Esta es una gran forma de entrenar.
Procura ir adaptando el cuerpo al esfuerzo que deberás realizar, distancia, ritmo, peso…
Importantísimo tener “domadas” las zapatillas pues evitaremos muchas rozaduras lo que no excluye el cuidado que deberás realizar cada día al finalizar la etapa.
Acostúmbrate a llevar la mochila, practica con los bastones.