Hace un siglo las bases navales españolas estaban inermes ante la potencia de fuego de los acorazados. De ahí que en 1926 se decidiera defenderlas con sus mismas armas navales: 18 cañones Vickers-Armstrong, fabricados en Inglaterra y emplazados en el litoral aledaño a Menorca, Ferrol y Cartagena.
Qué mejor escenario para una nueva versión de la película "Los cañones de Navarone" (Richard Fleischer, 1961) que estos colosos de 381 milímetros de diámetro interior, los de mayor calibre artillados en España, dispuestos por parejas y hoy fuera de servicio. Fue tal su poder disuasorio que nunca entraron en combate.
Rodeados de naturaleza, siguen disfrutando de unas posiciones dominantes que despiden el aire de misterio y melancolía propio de la arqueología industrial.
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